El acomodo de las revelaciones:
No se ha hecho una película mejor que Ai No Mukidashi en, al menos, nueve años. Quizá noventa.
Mismamente, el factor de impacto de algunas escenas es infinito (hablo aquí de Carta a Corintios, por ejemplo).
Ojalá llegue aquí, a verse aquí. Pero, de momento, es que no hay manera.